¿Cómo se
manifiesta la depresión?
Podríamos decir que este trastorno psicológico
afecta a tres niveles de respuesta de nuestro organismo: 1) cognitivo, que serían los pensamientos,
ideas de la persona; fisiológico/emocional, y 3) motor. Tanto los síntomas asociados al
nivel motor y emocional pueden ser conductas observables por el resto de
personas que rodean a las personas que padecen este trastorno.
Podríamos describir los síntomas de la siguiente manera
(Fernández Hoyo):
1) A
nivel cognitivo o del pensamiento: La manera
de observar el mundo y los diversos acontecimientos es muy pesimista y
negativa. Es como si vivieran en un túnel muy oscuro, donde no encuentran
sentido ni aliciente en la vida, y donde mantienen un elevado nivel de
desesperanza sobre su futuro. Todo ello les induce a pensar que la vida es
absurda, y que no merece la pena continuar formando parte de ella. Se vuelven
susceptibles a la opinión de los demás, interpretando con frecuencia que serán
rechazados. La idea que tienen sobre ellos es muy negativa. Observan que todo
les cuesta mucho esfuerzo, que no son capaces, como otras personas de su
entorno, de atender a las diversas demandas cotidianas. Por ello se sienten
inútiles y una carga para los demás, lo que hace que experimenten intensos
sentimientos de culpabilidad. Esto hace que sea posible que las ideas suicidas
empiecen a aparecer como posible solución a su desesperada situación. En casos
de mayor gravedad pueden aparecer incluso ideas delirantes y alucinaciones.
2. A
nivel fisiológico/emocional: Les inunda
un sentimiento profundo de tristeza, con explosiones de llanto incontroladas.
Se sienten muy cansados, agotados... Aparecen alteraciones del sueño: insomnio
o hipersomnia (dormir en exceso). Pierden el apetito y el deseo sexual. En
muchas ocasiones se presentan también problemas de ansiedad y taquicardia, con
sensaciones de opresión en el pecho.
3. A
nivel motor o del comportamiento: La
inactividad o pasividad es la principal característica de la persona deprimida.
Tienden a aislarse socialmente. Pierden el interés por actividades que en el
pasado les satisfacían. Su modo de actuar, en general, se manifiesta
enlentecido. La evitación se convierte en la respuesta más frecuente, se evita
el contacto social, las actividades cotidianas, incluso se puede dejar de ir al
trabajo, o efectuar determinados comportamientos para afrontar los problemas.
¿Qué
deberíamos saber sobre ella?
Según datos de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), más de 350 millones de personas en el mundo padecen depresión,
esto supondría un 5% de la población mundial, por eso, conocer y comprender sus
síntomas y hablar de ella sin prejuicios es vital para tratarla.
No existe una causa única, más bien es una
combinación de factores.
Las áreas del cerebro responsables de la
regulación del ánimo, pensamiento, apetito y comportamiento parecen no
funcionar con normalidad, según ha explicado el instituto Nacional de Salud
Mental (NIH).
Debemos tener claro que la depresión es una enfermedad, no una debilidad. Es una enfermedad
que necesita ser tratada por un/a especialista.
Los
prejuicios, que muchas veces se tienen sobre esta enfermedad, sólo retrasan la
cura. El prejuicio de que “lxs psicólogxs son médicos para locos”
empeora el problema, que por vergüenza o miedo de que lo sepan los conocidos
las personas evitan pedir ayuda, lo que agrava su situación y puede provocar
consecuencias aún peores.
Otro problema de los prejuicios es no
considerar la gravedad del cuadro, ya que con
un amigo deprimido, no sirve sólo hablar. El apoyo y el consuelo son necesarios,
pero únicamente esto no es suficiente para lograr la mejoría y superación del
trastorno.
Nadie está
exento de padecer depresión. La depresión puede darse en cualquier
hombre, mujer, niño o niña, ya sean ricxs, pobres, con otros problemas o
personas sanas. No obstante, sí es cierto que hay personas que tienen más
propensión a la enfermedad por genética o por sus condiciones de vida o el
ambiente en el que están.
¿Qué se
puede hacer ante un caso de depresión?
La depresión debe ser tratada por un
especialista, pero hay algunas cosas que pueden ayudar tanto a prevenirla como
a curarla. Por ejemplo, practicar ejercicio físico moderado o participar en
actividades sociales. Además, la persona deprimida debe ser realista con sus
metas, dividiendo las tareas grandes en más pequeñas y estableciéndose
prioridades.
Por último, es muy importante también que se
tome conciencia que los pensamientos negativos se irán alejando a medida que la
dolencia responda al tratamiento.