¿Existe una manera de que podamos ser felices de manera casi
ininterrumpida? Yo, personalmente, pienso que más que ser felices se trata de
encontrar nuestro equilibrio con el mundo, con todo lo que nos rodea (familia,
amigos, trabajo, estudios, etc.) y todo lo que ello puede conllevar
(dificultades, problemas, baches, estrés, etc.). Está claro que en algún
momento de nuestra vida tendremos que enfrentarnos a problemas, baches,
dificultades que nos irán apareciendo en nuestro camino, y esto será una
pequeña, o gran, barrera, depende del ojo con el que lo miremos y de nuestra
capacidad de resiliencia, y esta barrera será la que tratará de impedirnos que
seamos felices, que alcancemos esa felicidad. Quizás no exista una receta
mágica, pero yo voy a daros algunos consejos que a mí me funcionan.
¿Qué es la felicidad? Es a lo primero que creo que debemos
dar respuesta, ya que cada uno tenemos nuestra idea de ser feliz, y a todos no
nos hacen felices las mismas cosas.
Yo voy a exponer mi opinión que no es si no otra cosa que
eso, mi opinión, que puedo estar o
no en lo cierto pero que es lo que yo pienso y a mí me funciona. Luego, cada
cual, tendremos nuestra manera de pensar, sentir y actuar. Entonces como voy a
dar mi opinión, voy a comenzar respondiendo a la pregunta que os planteo: ¿qué es la felicidad? Para mí la
felicidad no es otra cosa que estar en equilibrio con el mundo. Pero, ¿qué
quiere decir esto? Cuando digo esto, es mi manera querer decir que tengo que
intentar que todo mi ser esté en armonía con todo lo que me rodea. Para mí ser feliz es, también, el ser
resiliente, el saber adaptarme a cada situación que se me plantee en esta vida,
ya sea buena o mala.
Pero, ¿cómo te vas a adaptar cuando se te presenta una gran
adversidad? Yo lo hago de la siguiente manera: intento buscar un por qué.
¿Y si no hay un por qué? Siempre
lo hay, aunque al principio de la adversidad no veas la explicación, el
recorrido del camino te la acabará mostrando, sólo es cuestión de pararse y
pensar, intentar pensar siempre en positivo.
¿Pero cómo? ¿Cómo va a ser eso así? ¡Es imposible! Lo primero es que nada es imposible, simplemente esto imposible a veces tarda un poquito
más en llegar; siguiendo con la respuesta a esta última pregunta de cómo va
a ser esto así te voy a plantear lo siguiente: párate y piensa en cuántas veces
no te ha pasado algo que en ese momento considerabas catastrófico pero que
luego te ha podido llevar a algo bueno; para explicar esto un poco mejor, que
creo que con esta explicación se queda un poco corto y vago y no transmito lo
que quiero que entiendas te voy a poner varios ejemplos míos personales:
- Recuerdo que un día estudié muchísimo,
o al menos eso pensaba yo, para un examen mío de la carrera. Suspendí. En ese
momento me vine muy abajo por varias razones, una de ellas porque pensaba que
era un examen muy fácil y yo lo había suspendido (me asaltaron pensamientos y
críticas hacia mí muy negativas y que de nada me estaban sirviendo: eres una
torpe, eres tonta, cómo puedes haber suspendido esta asignatura, si no apruebo
esta anda que la de Neuro…), pero de repente me tuve que decir a mí misma “oye,
oye, para, piensa, ¿te están ayudando de algo estas cosas que estás pensando? Para
lo único que te están sirviendo es para que te pongas aún más nerviosa y no te
puedas concentrar en los exámenes que te quedan, sólo te están sirviendo para
ponerte aún peor y de eso Andrea nada te va a valer, sólo para hacerte daño. No
es el fin del mundo, tienes aún muchas más convocatorias a las que presentarte,
y con ello muchas más oportunidades para aprobar”. Después de este pequeño
consejo de mi yo interior me di ese día un descanso y al día siguiente continué
estudiando, pues aún me quedaban más asignaturas y no debía permitir que un
suspenso me hiciera rendirme. Al tiempo, volví a estudiar para esta asignatura
y me presenté a la convocatoria de septiembre, y aprobé, y cuando vi mi nota
pensé “menos mal que suspendí en febrero, pues de no ser así ahora puede que no
tuviese esta nota tan buena en mi expediente, además, creo que esta vez mi
estudio ha sido más bueno, pues he tenido más tiempo para preparármela y con
ello más tiempo para asimilar conceptos y retenerlos mejor y aprender las cosas
mejor”. Esto, por
tanto, es una prueba de que aunque a veces se nos presente un bache en el
camino eso no quiere decir que ya tengamos que quedarnos hundidos en ese bache,
sino que las cosas pasan por algo, quizás si hubiese aprobado en febrero
hubiese tenido más tiempo en verano para hacer más cosas ya que no se lo
tendría que haber dedicado a la asignatura, pero ese suspenso me permitió
dedicarle más tiempo a la asignatura en verano y con ello sacarle más jugo, y,
además, en septiembre como mucho hubiese sacado un 5 “raspaete” y en septiembre
sin embargo saqué muy buena nota.
-
- - Siguiendo
con esto de que las cosas pasan por algo voy a poneros otro ejemplo de cómo si
buscamos un por qué lo hallaremos y puede que nos llevemos gratas sorpresas. Hace muchos años tuve una amistad muy bonita
con una chica, compartíamos un montón de cosas y era un apoyo muy importante en
mi vida, pero un día, sin saber el por qué, nos dejamos de hablar (cosas de la
vida). En ese momento me vine abajo, lo pasé bastante mal. Al tiempo llegó a mi
vida Noa, mi perrita. Y te preguntarás, ¿qué relación guarda lo de tu amiga con
lo de Noa? Pues muy sencillo, si quizás hubiese sido siendo mi amiga y
compañera de piso puede que nunca hubiese llegado Noa a mi vida. “Perdí” una
amiga (bueno deciros que hoy día nos volvemos a llevar genial), pero gané a una
compañera de vida, Noa, y aunque en el momento lo pasé muy mal, luego comprendí
que las cosas pasan por algo, ahora tenía a Noa, algo muy deseado por mí.
Quizás piensas que vaya ejemplos, pero en realidad tienen más
trasfondo, lo que pasa me no me quiero enrollar tampoco mucho porque mi post va
relacionado con la felicidad.
Siguiendo con el tema, decir entonces que muchas veces para
no hundirnos en la adversidad y poder seguir luchando por la felicidad debemos buscar una razón positiva al por
qué nos ocurren las cosas, porque siempre, más tarde o más temprano, la vida
nos muestra que de todo se aprende y si nos lo proponemos las cosas nos pueden
conducir a alcanzar eso que todos deseamos: ser felices.
Otras veces, aparte de buscarle un por qué a las cosas,
también necesitamos estar en armonía con
nosotros mismos. ¿Y esto de estar en
armonía con nosotros mismos qué es? Muchas veces tomamos decisiones que
pueden no gustar a las personas de nuestro alrededor, a las más allegadas, y
eso puede que nos haga sentir mal con nosotros mismos. Lo primero decir que
muchas veces en la vida tenemos que mirar por nosotros, a tomar decisiones,
aunque eso no guste a los demás, pero tenemos derecho a equivocarnos, y a
elegir nuestro camino y tomar nuestras decisiones. Pensar esto ayudará a
encontrar esa armonía con nosotros mismos. Pero si esto no es suficiente, debes
saber que debes perdonarte a ti mismo. Si
en un momento determinado eliges una opción y esa opción no te conduce a donde
tú te proponías, tienes derecho a
equivocarte, por lo que tienes la obligación de perdonarte. Muchas veces hay personas buenas y generosas
a las que le cuesta afrontar las situaciones difíciles, les cuesta salir de
esos baches, y no encuentra el por qué. Esto es así porque muchas veces las
personas nos exigimos mucho y esto hace que muchas veces nos sintamos
responsables de todo lo que pasa a nuestro alrededor, y estos sentimientos de
responsabilidad llevan a sentimientos de culpabilización, y la culpa nos quita
mucha energía, energía necesaria para afrontar esas adversidades. Por esto,
tenemos que aprender a que tenemos derecho a errar, pero estamos en la
obligación de perdonarnos, tenemos derecho a tomar decisiones que, a primera
vista, puedan resultar egoísta, pero es que en esta vida tenemos derecho a
pensar en nosotros mismos, tenemos el derecho y la obligación, y eso no
significa que seamos personas egoístas. Por ello, debemos aprender a perdonarnos, a no sentirnos culpables, a
no cargar con las responsabilidades de los demás. Debemos aprender a
perdonarnos por nuestros fallos, y a apreciar y reconocer nuestros esfuerzos,
aunque no consigamos lo que perseguimos.
En general, en la vida, debemos marcarnos como meta el ser
feliz, y para ello, lo primero, es plantearnos qué es para nosotros ser feliz,
y luego añadir algunos ingredientes como los que he expuesto: 1) adaptarnos a los cambios intentado buscar
un por qué positivo y 2) aprender a no sentirnos culpables y responsables de
todo lo que ocurre a nuestro alrededor, 3) aprender a perdonarnos y 4) aprender
a elogiarnos por nuestros esfuerzos.
Está claro que cada uno tendréis vuestra receta secreta y
utilizaréis los ingredientes que mejor se adapten a vuestra forma de ser, es
como quien hace un bizcocho, cada cual lo hará a su manera y utilizará los ingredientes
que más le gusten. Yo he expuesto estos porque son los que mejor me van y más
me ayudan a afrontar mis problemas.
De manera general, mis ingredientes preferidos serían:
- 1) Asume tu presente. Tenemos que ser capaces de adaptarnos a las
dificultades que se nos presenten en nuestro día a día, y para ello debemos ser
resilientes.
- 2) No te sientas culpable ni responsables de todo lo que ocurre a tu alrededor.
- 3) Aprende a perdonarte por tus fallos, pues estos fallos nos ayudarán a aprender y nos
proporcionarán experiencia para avanzar. No debemos sentirnos fracasados por nuestros
errores, sino que debemos aprender de ellos y sentirnos orgullosos de ser
capaces de errar y aprender de ello.
-
4) Aprende a perdonar a los demás. No debemos guardar resentimiento, debemos pensar que
todos tenemos derecho a equivocarnos.
- 5) Aprende a elogiarte por tus esfuerzos.
-
6) No
dejes que te domine la inseguridad.
-
7) Mantén a las personas envidiosas lejos y no darles confianza.
- 8) Muéstrate indiferente ante las provocaciones de las personas que no nos desean nuestro
bien.
- 9) Debes,
y repito, perdonarte por tu pasado.
e 10) Tienes derecho a llorar, a estar triste, pero no a quedarte ahí estancadx.